Soy Lisa, fotógrafa de bodas con sede entre Viena y Barcelona. Trabajo de forma discreta e intuitiva, con atención especial a las emociones, la luz y la atmósfera. Mi enfoque es tranquilo y comprensivo; creo un espacio donde pueden ser ustedes mismos, permitiendo que surja una conexión real. Juntos, creamos imágenes que se sienten modernas, auténticas y atemporales.
Además de la fotografía de bodas, también trabajo en belleza y moda, aportando un toque editorial a cada historia que documento.
Originalmente me enamoré de la narrativa visual a través del vídeo. Soñaba con Hollywood y comencé mi carrera en cine y televisión, pero cuanto más trabajaba detrás de la cámara, más me atraía la fotografía. Ese camino me trajo aquí.
Algo de lo que estoy especialmente orgullosa es de mi capacidad para hacer que las personas se sientan cómodas, incluso si nunca antes han estado delante de una cámara. Mi objetivo siempre es el mismo: sacar lo mejor de ti, capturar las emociones que no puedes simular y crear fotografías que perduren en el tiempo. Hagamos que la magia suceda.
Mi estilo es atemporal y elegante, inspirado en todo lo que me apasiona: la cinematografía, los editoriales de moda, el arte y el mundo que me rodea. Me inspiro constantemente en todos los lugares que visito, en los colores de los nuevos lugares, en la comida, en las culturas, en la forma en que la gente conecta, baila y vive. Estas experiencias moldean mi percepción de la luz, la composición y la emoción.
Me atraen los momentos auténticos y los pequeños detalles, la forma en que se tocan las manos, la risa que llena el aire, la suave luz antes del atardecer. Estos son los momentos que forjan la historia de tu día y hacen que cada imagen se sienta auténtica, emotiva y perdurable.
En el fondo, soy una mente creativa, alguien que se siente más vivo cuando crea algo. La fotografía es mi lenguaje principal, pero la creatividad fluye en cada aspecto de mi vida. Pinto, diseño páginas web, creo logotipos y constantemente encuentro nuevas formas de expresar ideas. El arte siempre ha sido el lugar donde me siento más a gusto.
Fuera de la fotografía, la danza es mi mundo. Soy un apasionado bailarín de salsa y bachata y adoro la cultura latina, el ritmo, la calidez, los colores, la forma en que las personas conectan a través del movimiento y la música. Esa energía inspira mi forma de abordar mi trabajo: con intuición, emoción y un profundo aprecio por la conexión humana.
Cuando me casé, elegí a mi fotógrafo basándome en un precioso feed de Instagram. Me encantó el estilo online y estaba segura de que era perfecto.
Pero cuando llegaron las fotos, no se parecían en nada a lo que esperaba. Los tonos eran inconsistentes, los colores apagados y la edición parecía apresurada. Al mismo tiempo, invité a una segunda fotógrafa, una más nueva, que estaba construyendo su portafolio, y sus fotos fueron las que me enamoraron. Honestas, emotivas, con una edición impecable y llenas del sentimiento que había soñado.
Esa experiencia me enseñó una lección que ahora comparto con todas las parejas:
no elijan a su fotógrafo basándose únicamente en un feed perfectamente seleccionado. Elijan a alguien cuyo trabajo se sienta coherente, cuya visión se alinee con la suya y que se preocupe profundamente por la experiencia que crea para ustedes.
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